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El olor a coliflor

¡Uff! Tengo una pinza en la nariz y mi hermano Martín también. Me hace bastante daño, pero es mejor eso que oler a pedo y hoy huele toda la casa. La abuela otra vez está cocinando coliflor. He intentando enseñarle a la abuela videos de Youtube…

donde ponen que hay que hacer para que la coliflor no huela a pedo, pero la abuela dice que la deje de tonterías de “youtubes”, que los youtubes esos son muy listos, que saben de todo.

Después de un rato a Martín y a mí nos duele mucho la nariz, se nos ha puesto toda colorada y no nos queda más remedio que quitarnos la pinza. ¡A oler a pedo toca! ¡Qué asco! Y luego si nos tiramos nosotros pedos, nos riñen. Y si la coliflor estuviese buena, pero ¡ni eso! Menos mal que al menos cuando la comes (porque según mi abuela hay que saber comer de todo) no sabe como huele porque si no vomitaría en la mesa y me ganaría una buena bronca.

A Martín se le ha ocurrido una idea. Dice que le acompañe al baño y que si nos echamos colonia oleremos la colonia y no a coliflor cocida. Revolvemos en las estanterías. Él se ha echado de un frasco que se llama “El Ganso” que le había regalado la tía para que huela bien cuando quede con sus amigos. Como a mí la tía no me ha regalado nada le he cogido uno a papá que se llama “Armani”. Martín se ha echado dos veces, una en cada brazo, y otra en el cuello, pero yo sigo oliendo a coliflor así que se echa otra vez. Yo me pongo del Armani cuatro veces también. También echamos por el baño de un bote que se llama Carolina que es de mi abuela. Ahora parece que ya no huele a coliflor, aunque no sé muy bien a qué huele.

Entonces llaman a la puerta. Es mi papá que dice que se hace pis, que le dejemos entrar, que qué estamos haciendo los dos con la puerta cerrada si ya nos hemos duchado hoy. Yo decido abrir la puerta para dejar pasar a papá, pero reconozco que ha sido una mala idea.

– ¿A qué huele? ¿Qué os habéis echado? Menudo tufo. Me vais a gastar el perfume y anda que son baratas las colonias.

– ¿A qué ya no huele a coliflor? –le dije yo.

– No, a coliflor no, pero aquí no se puede ni respirar. ¿Os habéis echado todo el bote o qué?

– No papá. Solo cuatros veces cada uno. Y un poco por el suelo.

– Anda, salid de aquí. Id a que os huela mamá.

Cuando entramos en la cocina la abu dice que vaya peste que echamos. Se ve que a ella le gusta más el olor a coliflor. Entonces llega mi tía estornudando.

– ¿Qué habéis hecho? Aquí no se puede respirar, solo hago que estornudar y estornudar, se me caen los mocos.

– ¡Pues límpiate y ya está!

Entonces viene mamá.

– ¡Vaya olores! ¿No sabéis que con un poquito basta, que luego huele mucho? ¡Ala, a la calle a ver qué os dicen vuestros amigos! Si es que se quieren arrimar a vosotros.
Al final, lo hemos conseguido, ya nadie decía que olía a coliflor. De mayor, voy a ser youtuber

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